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Primera expedición de la temporada. Explorando Marimanha.

El fin de semana pasado precalentamos la temporada haciendo unas subidas foqueando por el espacio de la estación de Baqueira. Otro año más confirmamos la teoría de que arrancar la temporada siempre es durísimo y que da igual lo fuerte que estés. Sin embargo, este fin de semana ya no teníamos excusa para no hacer la primera expedición. Además con este anticiclón infinito, mejor no dejar las cosas para más tarde.

¡Hay que aprovechar cuando se puede!

Tras intentar definir el menú y cambiar de ruta unas cuantas veces, al final nos decidimos por el macizo de Marimanha pasando la noche en el refugio libre de Airoto.

Buscamos un par de montañas, palas y couloirs que podrían ser buenos candidatos, pero el plan era un poco informal. Más de reunir a la banda y pasarlo bien que intentar forzar ningún programa.

 

06.30 me recogen en casa y a las 07.00 foquenando. Bueno, ese era el plan, aunque al final entre una cosa y otra empezamos casi a las 08.00. Eso sí, sienta bien ver a Jandri, Julen, Diego y Gon; y sobre todo con las focas puestas. 

   

Empezamos en el parking de orri y nos dirigimos hacía el final del circo que cierran el Tuc de Baqueira y el tuc de Baciver por el lado izquierdo del río. La nieve está muy dura, como nos imaginábamos, pero da la sensación que en algunas zonas hay suficiente acumulación como para disfrutar los giros. Bueno, ya se verá.

 

Como no podía ser de otra forma, en un par de ocasiones intentamos atajar el camino y nos acabamos embarcando y perdiendo algo de tiempo y energía, pero bueno, poco a poco.

  

Para las 10.15 estamos ya en frente de la barra que cierra el valle e intentamos decidir cuál de los dos posibles collados vamos a pasar. El que está más hacia la derecha se ve foqueable mientras que el de la izquierda es más vertical, está muy pelado y asoman grandes bloques de granito; sin duda este no está para foquearlo y habría que cramponearlo. En base al track que tenemos y lo pelada que está la ladera, pensamos que probablemente el paso más esquiable hacia el valle de atrás va a ser por el collado de la izquierda. Se nos presentan dos opciones: foquear por la derecha y cruzar toda la arista hasta el otro collado para hacer el descenso, o cramponear el de la izquierda y esquiar directos para abajo.

Al final nos decantamos por la segunda opción.

 

Nos plantamos en la base del collado, ponemos los crampones y empezamos a tirar. Se cumple nuestro peor pronóstico. La nieve está blanda, nos hundimos  y hay que intentar buscar parches de hielo e ir por encima de las rocas. Ahora, en la espalda, aparte de todo el equipo de montaña, de cocinar, de dormir y comida para dos días hay que sumar el peso de los esquís. A cara perro llegamos hasta arriba y con una buena curtida.

 Nos asomamos hacia el otro lado del collado y se vé que el valle está muy seco. Ya prácticamente nos estamos oliendo que va a haber que descender el collado con crampones. Justo cuando ya nos estamos viniendo abajo y para nuestra sorpresa, vemos una buen pala sostenida, bien cargada de nieve  e incluso aparenta estar suelta.

 

¡Menudo regalo!

 

La base estaba durita, algunos giros se clavaban, pero otros cuantos eran puro placer.

Una vez abajo, Intentamos leer los pasillitos de nieve que quedan entre los laberintos de piedras y hacer una ruta que cuadre con nuestro track del gps. Más o menos nos hacemos una idea de donde va a quedar el refugio, pero no acabamos de situarlo del todo.

 

Seguimos avanzando buscando llegar al gran lago, y ya nos damos cuenta de que el refugio queda en el lado opuesto, hemos dado más vuelta de la necesaria pero ahora ya fijamos el rumbo bueno.

Por fín vemos el techo naranja. El valle es precioso y asoma el granito por todas partes. Yo solo veo espolones y corredores muy jugosos por todas partes. Eso sí, falta otra buena nevada. Ya solo nos queda un descenso que está bastante seco y cruzar la última pedrera.

Home, sweet home.

 

Son ya las dos y cuarto pasadas, y aunque en el plan A teníamos ambición de subir el tuc de Bonabé y probar alguna de sus canales, decidimos que ya está bien por el primer día y mejor nos sentamos al solcito a estirar y comer algo.

La verdad que nos esperábamos un refugio bastante más precario pero está muy agradable.

Tiene una mesa grande fuera, fuente de agua, electricidad solar, estufa de leña, algunos utensilios de cocina, colchones y unas cuantas mantas. Lo llegamos a saber y no nos traemos la casa a cuestas; pero ahora toca disfrutar de la bandido lifestyle.

La tarde se nos pasa bastante rápido en gran medida, porque en cuanto se fue el sol nos echamos una siesta de dos horas. Después mientras cenábamos, decidimos que lo mejor para el día siguiente iba a ser hacer el camino de vuelta y no liarnos a dar más vueltas o subir más picos.

 

Además, de esta forma podíamos tomarnoslo con calma y disfrutar de nuestra cabañita por la mañana.

Con toda la calma del mundo arrancamos para las diez de la mañana.

El sábado, quitando la cramponada y pese a haber ascendido unos 900m, no se nos hizo como que pasamos ninguna cuesta fuerte.Sin embargo hoy tenemos dos buenos resaltes. El primer escalón, para salir del plano del refugio, se veía bastante fuerte y era un desayuno que daba un poco de pereza.

 

La verdad que lo resolvemos bastante rápido aunque con bastante esfuerzo. Sienta bien por fín coger una pala fuerte y reventarla a zetas. Una vez en el escalón de arriba, buscamos con la vista el collado a pasar.

Otra vez tenemos dos opciones, hacer un detour y subir por la pala que esquiamos el día anterior, o bien comernos el collado que sale en recto. Esta opción es más atractiva, porque es bastante más directa aunque tiene dos cuestas bastante largas y empinadas. De hecho, la segunda parece que va a haber que cramponarla de la pendiente que tiene y que podría estar un poco expuesta.

Decidimos que subiremos por esta segunda opción.

A medida que nos acercamos, la cuesta se va haciendo más grande. Estamos  remontando el primer resalte que se hace pesado. En la umbría no acaban de agarrar bien los cantos y buscamos el lado expuesto al sol que ya va transformando. Vamos saliendo del primer escalón y la segunda pala se va viendo más asequible. La pala tiene una columna que separa dos cuadrantes. La parte de la izquierda está bastante expuesta y es justo donde la nieve está helada. Sin embargo, pero la parte de la derecha tiene un plano más amable y la nieve está bastante transformada.

De la pereza que me está dando esa remontada por la nieve transformada en crampones, decido empezar a marcar unas zetas que nos lleven por lo menos a un balcón que hay a media pala donde nos podríamos poner los crampones.

Llegamos al balcón con bastante dignidad y me da la sensación de que igual sí que lo podemos sacar hasta arriba canteando. Decido seguir hacia arriba a golpe de zeta aunque en este terreno hay que tener cuidado de clavar bien el canto y no fiarse mucho de la nieve papa que tiende a deslizar toda nuestra base de apoyo.

Diego y Julen calzan las cuchillas y empiezan a seguirme. Por detrás Gon y Jandri deciden no jugársela con el splitboard y poner los crampones. Probablemente la mejor opción.

 

Tras unas zetas bastante macarras y un poco de drama en el resalte del ventisquero, llegamos al collado.

Son las 12.30 y ya es todo bajada hasta el coche, sin duda ha merecido la pena no hacer todo el rodeo hasta el otro collado y ha sido un buen ejercicio de esquí alpinismo.

 

Última barrita energética y para el coche. Eso sí, no sin antes disfrutar de una gran panorámica del tuc de Baqueira con con el macizo del Aneto dominando de fondo.

So it’s life.

Gracias a todos por las fotos, pero en especial a Diego, que cargo todo el viaje con el tripode y la reflex.

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