La semana pasada tenía ganas de un plan de tapia y de cacharrear. Le llame a Garro, un poco acojonado, puesto que es un escalador recio de esos que siempre busca buenas javatadas y todavía me estaba recuperando de una lesión en el tobillo. El planning era ir al valle de Zuriza, en la frontera de Navarra y Aragón y buscar rutas de dificultad modesta, semiequipadas, con largos de cacharreo y buscando una actividad en cierto modo de escalada pero con ambiente alpino. Vendido así, ¡¿cómo no iba a estar dentro?!
Se barajaban varios objetivos en mente, pero al final nos pareció que un buen menú para toma de contacto con el valle iba a ser la Esminu con la arista Este a peña Ezkaurre (6b, 300m, V+ obligado) y la Directa Ansó al espolón del Paso (170m, 6a+, Vº+ obligado).
Al final, lo que iban a ser un par de cordadas, se transformó en un grupo de ocho. No todos nos conocíamos y no sabíamos muy bien cómo íbamos a poder organizarnos para escalar. Entre una cosa y otra llegamos de noche al valle. Pasada la medianoche, todavía faltaba uno por venir; Carlos de Sabiñánigo. Además en ese momento todo apuntaba a que iba a ser mi compañero de cordada. Solo le conocían un par del grupo, pero le habían invitado puesto que es un buen fanático de la roca con el que han coincidido en varios viajes de escalada.
Tán esperado como temido; apareció pasada la una, se bebió dos cervezas en cinco minutos y ya empezamos a preparar el día de mañana. Resultaba que se conocía todas las vías del valle prácticamente de memoria. Vaya rodada que tenía.
Estuvimos para atrás y para alante discutiendo durante un buen rato pero al final conseguimos liar a Xabi y Jon Ander para que se encorden con Carlos y que se los lleve a apretar a la Harrimina en la pared del Codero (6c, Ao, 300m). De mientras Garro, Karlos y yo (en efecto, tres Carlos en el grupo. ¡Vaya lío!) haríamos cordada de tres e iríamos con Alba y Raúl a la Esminu.
Ya por fin, parece que podemos dormir. Son las dos pasadas.
Xabi y Jon Ander se despiertan algo más pronto de lo esperado por un rebaño de vacas chupando las ventanas de su furgo, y de paso nos despiertas a todos. Desayunamos algo rápido y a la pared.
Eso sí, por fin podemos disfrutar del paisaje.
La aproximación a la Esminu no es demasiado larga, hay un tramo por un sendero en el bosque de unos 10-15mins y luego otro tramo parecido por una pedrera que poco a poco va cogiendo exposición a medida que nos metemos debajo de la pared.
Tened cuidado, puesto que a nosotros nos costó encontrar la vía y de hecho empezamos a abrir por un sitio equivocado antes de encontrarla. La vía está al fondo del camino, donde empieza a empinarse la cuesta y desde el pie de vía se ven bien los parabolts de la primera tirada de 6b.
Las primeras dificultades de 6b y 6a+ salen bien. La caliza es compacta y con muy buena adherencia. Tienen un estilo bastante deportivo, protegido por parabolts y se escala entre la placa y una laja que hace un efecto de diedro/chimenea/bavaresa.
Después viene una travesía de IV expuesta y difícil de proteger con mucha piedra suelta. Es un largo más alpino. De hecho de aquí para arriba en todas las repisas y en zonas puntuales de la vía vais a encontrar mucha piedra suelta, así que andaros con ojo y sobre todo si sois varias cordadas.
El tramo que viene después, aunque en algunos croquis le pongan menor dificultad que al primer 6b, a mí se me hizo bastante más delicado y técnico. Por lo menos, la salida del primer diedro, que está protegida sobre dos pitones. Aquí me pegue un pequeño vuelo de segundo. Una vez pasas esta sección, entras en una chimenea a proteger con cacharros que no es difícil, pero se me hizo incómoda.
Al salir de esta chimenea, prácticamente hemos salido de la vía y estamos ya en la arista.
Nosotros remontamos un par de largos más por la arista buscando la canal de descenso. Estos largos son ya más fáciles, disfrutones y tienen secciones bonitas, pero aún así hay que escalar; no es una escalera.
Para nuestra sorpresa final, la canal de descenso tuvo bastante aventura. Tiramos un par de rapeles hasta llegar a la pedrera, pero después de un día largo, la verdad se hace intenso progresar por ese terreno. De hecho nos estuvimos preguntando si no hubiese sido mejor culminar la arista, bordear toda la montaña y bajar por el camino de la pedrera.
Al final llegamos al anochecer al camping y nos juntamos con la tercera cordada. Plato combinado, cervezas y a contar batallitas del día.
El domingo nos dirigimos a la Directa Ansó al espolón del paso (170m, 6a+, Vº+ obligado).
Esta es una vía que tiene las reuniones equipadas y un par de clavos, pero los largos son de autoprotección. La aproximación es corta pero discurre por una pedrera y entre maleza densa.
El Primer largo es bastante sencillo: lineal, buenas posibilidades de protección y hay un pequeño pasito de 6a para coger confianza.
El segundo y tercer largo van por dos diedros, sobre el papel de V+ y 6a+, pero la verdad es que tienen bastante picante. Cómo progresas por la fisura del diedro, las posibilidades de protección y empotramiento son buenas, pero fuera de la fisura prácticamente no hay regletas ni agarres. Por tramos se pone bien tiesa e incluso semi desplomada. Son largos de sudar, montarse sobre pies en adherencia y hacer las cosas bien.
A favor tenemos que la adherencia es muy buena, de hecho la fisura está llena de goteos afilados.
Después ya solo queda un V+ bastante sencillo de escalar y con muy buenas posibilidades de protección y una mini tirada de 6a, más sencilla que lo dejado abajo y fácil de proteger con cintas en troncos, y algún friend.
De la vía se baja rapelando. Hay que ir dirigiendo bien los rapeles para no salirse de la vía.
De la R4 se puede rapelar a la R2 y de la R2 al suelo. Sin embargo, si rapelas de la R4 a la R2 directamente, llegas solo hasta un clavo al otro lado de la repisa de la R2, por lo que hay que hacer una travesía corta de 4 metros con cuidado.
En definitiva, este fue un muy buen fin de semana con actividades acertadas para tomar contacto con la escalada en el valle.
El escenario es espectacular y nos gustó el estilo de escalada de tapia con algunos guiños alpinos y alternando tiradas de parabolts con cacharros. Permite escalar cómodo en el grado e incluso darle una vuelta de tuerca.
Hay tramos de roca suelta y hay que andarse con ojo, pero en las placas y diedros la caliza es muy buena, de hecho recuerda bastante a escalar en Picos de Europa.
Me gusta también que se está tranquilo y muy en la naturaleza. Dan ganas de pegarse un día de descanso haciendo senderismo y bañándose en las pozas del río, o simplemente tomando el sol en una campa tranquila.
Si os animáis a ir en el camping de Zuriza tienen todos los croquis e información actualizada. Hay un ambiente muy fanático y te pueden recomendar actividades adaptadas a lo que buscas.
Definitivamente es un lugar a explorar y al que volver.